NAVARRO

Este vino sale al mercado tan solo cuando una añada ha sido excepcional. Se elaboró por primera vez en el año 1986, y de forma experimental se utilizaron uvas de viñas muy viejas, de bajo rendimiento y muy buena calidad. Actualmente se sigue elaborando así, resultado un tinto de gran intensidad aromática donde encontramos recuerdos de la crianza y de frutas negras. Su paso por boca resulta fresco y cremoso.

Tinta del país (Tempranillo) y un pequeño aporte de Cabernet sauvignon constituyen el rico coupage que es Carmelo Rodero Crianza 2018. La firma burgalesa, afincada en Pedrosa de Duero, empleó en su cuidada elaboración los frutos de viñedos de más de 15 años de edad, ubicados a una altitud de entre 750 y 850 metros. El resultado, tras 15 de meses de crianza, es un tinto imponente en su juventud, elegante en su madurez. Un auténtico clásico de Ribera del Duero en su categoría.

Álvaro Palacios deja su impronta enológica en este tinto que tan bien refleja todas las características de su lugar de origen: las laderas de suelo arcillo-calcáeo del Monte Yerga, en Alfaro. Tras un año cálido y seco, la cosecha 2017 se llevó a cabó 20 días antes de lo habitual, dando una añada más mediterránea que en otras ocasiones. El resultado es un vino elegante, concentrado y redondo que, como en cosechas anteriores, sigue logrando altas puntuaciones por parte de la crítica especializada

Malleolus de Valderramiro es un vino elaborado con frutos procedentes del pago del mismo nombre, una hacienda histórica en la que se hallan los viñedos más viejos de la bodega. Según explican desde la propia bodega, las particulares condiciones climáticas del año, con lluvias al inicio de la primavera y temperaturas algo más elevadas de lo habitual en verano, propiciaron una maduración muy óptima de las uvas que redundó en el gran calidad de la añada. El resultado no es otro que uno de los grandes vinos de Emilio Moro, toda una referencia clásica ribereña.