Todo lo que un buen amante del vino debe saber

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Es importante el orden en que diferentes vinos deben servirse en un mismo banquete, por ejemplo ir del más joven al más viejo, del más ligero al de mayor cuerpo, del de menos graduación a de mayor, del que se sirve frío al que se sirve a temperatura ambiente, del más seco al que menos, desde el blanco al tinto…, aunque lo ideal es intentar no mezclar demasiados vinos en una misma comida,… y es bueno recordar que para gustos se crearon los colores.

No son buenos compañeros de mesa del buen vino, las salsas que contengan vinagre, el tabaco, los aperitivos de fuerte sabor o alto contenido en tanino, ni los perfumes fuertes, que interfieren en el bouquet del propio vino.

Las botellas de vino deben guardarse en lugar oscuro y de manera que el vino moje el corcho, evitando que este se reseque y deje entrar aire por las posibles grietas provocadas, agriando el contenido, aunque últimamente han salido teorías que afirman exactamente lo contrario, para que supuestamente el vino NO tome sabor del corcho, ¡…Que bien estaría el mundo, sí solo tuviera este dilema por resolver! … aunque según dicen los expertos, ya está en marcha el ?tapón de cristal?, que con un simple casquillo de aluminio mantendría el vino incorrupto, se podría reciclar y por su sistema de cierre, muy fácil de abrir sin sacacorchos, que van a suplir los que ya se están usado con tapa de plástico y con rosca,… los sintéticos? ¡Y lo que nos queda por ver!

Su contenido en alcohol, en vinos ?normales o corrientes? suele oscilar entre los 10º, y los 13º, los vinos se dividen en ?vinos de pasto?, y ?vinos de lujo?, entre los primeros podemos encuadrar los vinos comunes y vinos finos de mesa, entre los llamados vinos de lujo están los espumosos, los aromatizados, y los licorosos.

Los más afamados vinos del mundo son los de Burdeos y Borgoña de Francia, el Priorato y el Alella catalanes, los de La Rioja, Ribera del Duero, Valdepeñas, Galicia, Jerez, Málaga y Córdoba del resto de España, la Malvasía de las Canarias, el Chianti, y el Laccrima Christi de Italia, el vihno verde de Portugal, el Rhin y el Mosela de Alemania, también hay que citar los vinos californianos, los argentinos, los balcánicos, los húngaros como el Tokay, los chilenos, los neozelandeses, los surafricanos, etc. etc…

Los buenos vinos también tienen su propia vida, a los 10 años se dice que son adultos, a los 20 ancianos, y a los 25 o 30 muertos, aunque pueda haber excepciones, como Matusalén que vivió casi 800 años, es por esto que en el embotellado se debe indicar la cosecha a la que pertenecen, pues es un dato histórico que Sir Winston Churchill, gran amante del vino dulce de Madeira, logró probar uno de 150 años de envejecimiento.

Los vinos tintos son más saludables que los blancos, rosados, o claretes, quizá por el simple hecho de contener más tanino y licopeno que estos últimos, pues en la elaboración de los tintos, se han dejado los hollejos dentro del mosto durante su primera fermentación, los claretes son obtenidos de una mezcla de uvas blancas y negras, los rosados se logran quitando los hollejos o pieles a las 24 horas del inicio de su fermentación, y los blancos son los elaborados con uva blanca, o sin la actuación de los colorantes naturales, que contienen los hollejos de la uva negra.

El vino, en especial el tinto, es rico en calcio, hierro, azufre, potasio, cloro y cobre.

El vino, en especial el tinto, casa mal con los ajos, la cebolla cruda, los berros, el apio, los huevos, las salazones marinas como las anchoas, el bacalao, o la mojama de atún. El vino tinto no casa bien con el chocolate, ni tampoco con los quesos cremosos.

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